Un buen sueño se caracteriza por un periodo de descanso nocturno de calidad, que incluye un tiempo suficiente de sueño profundo y reparador, junto con múltiples ciclos de sueño REM (del inglés Rapid Eye Movement), los cuales son esenciales para procesos como la consolidación de la memoria y la restauración del cuerpo. En cuanto a la cantidad de sueño recomendada para adultos, esta puede variar según la edad y las necesidades individuales, pero en general se recomienda que los adultos entre 18 y 64 años duerman entre 7 y 9 horas por noche para mantener una buena salud física y mental.
Beneficios
Un sueño reparador ofrece una variedad de beneficios que impactan positivamente en la salud física y mental. En primer lugar, contribuye a una mayor función cognitiva al mejorar la concentración, el enfoque, la toma de decisiones y la memoria, lo que resulta en un mejor rendimiento cognitivo durante el día. Además, fortalece el sistema inmunológico al permitir que el cuerpo se recupere y fortalezca, lo que reduce la susceptibilidad a enfermedades e infecciones. En términos de bienestar emocional, el sueño reparador promueve un equilibrio emocional saludable, reduciendo así el riesgo de depresión, ansiedad y cambios de humor. Asimismo, contribuye al bienestar mental y emocional al reducir el estrés y fomentar una sensación general de bienestar.
El tener un buen sueño está asociado con una mejor salud cardiovascular, ya que se ha demostrado que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial y las enfermedades del corazón. También ayuda en la regulación del peso al influir en las hormonas que controlan el apetito, lo que contribuye a mantener un peso corporal saludable y prevenir la obesidad. Otro beneficio importante es la recuperación muscular que ocurre durante el sueño reparador, donde el cuerpo tiene la oportunidad de reparar tejidos y músculos, lo que es esencial para la recuperación después del ejercicio y la prevención de lesiones.
Estudios han demostrado que las personas que duermen lo suficiente y tienen un sueño reparador tienden a vivir más tiempo en comparación con aquellas que sufren de privación crónica de sueño, lo que resalta la importancia del sueño reparador para una mayor longevidad.
DORMIR BIEN NO SOLO ES UN LUJO, EN UNA NECESIDAD HUMANA
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Hábitos prácticos para practicar actividad física regular:
- Establece horarios regulares de sueño. Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, para establecer un ritmo circadiano saludable.
- Asegúrate de que tu dormitorio sea cómodo, tranquilo, oscuro y fresco. Considera el uso de cortinas opacas, tapones para los oídos, máscaras para dormir u otros dispositivos que te ayuden a bloquear el ruido y la luz.
- Evita el uso de teléfonos, tabletas, computadoras y televisores al menos una hora antes de acostarte, ya que la luz azul que emiten estos dispositivos puede interferir con la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño.
- Dedica tiempo antes de acostarte para actividades relajantes, como leer un libro, tomar un baño caliente, practicar la meditación o realizar ejercicios de respiración profunda para calmar la mente y el cuerpo.
- Practica técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o la escritura en un diario, para liberar la tensión acumulada y promover la relajación antes de dormir.
- Come al menos dos horas antes de ir a dormir. Esto le dará a tu cuerpo suficiente tiempo para digerir los alimentos. Es importante además, evita las comidas pesadas, picantes o ricas en grasa antes de acostarte, ya que pueden causar malestar estomacal e interferir con el sueño. Opta por alimentos ligeros y saludables, como frutas, verduras y carbohidratos complejos.
- Evita consumir bebidas con cafeína, como café, té y bebidas energéticas, especialmente por la tarde y la noche, ya que pueden interferir con la calidad del sueño.
- La actividad física regular puede favorecer el sueño y mejorar su calidad para muchas personas, pero es importante recordar que no todos reaccionan de la misma manera. Algunos podrían experimentar lo contrario, por lo que es recomendable evitar ejercicios intensos justo antes de acostarse. Escucha a tu cuerpo y encuentra el equilibrio que funcione mejor para ti.